Trabajar para una administración pública, de estas que
Siempre
Se
Escriben
Con
Mayúsculas, no es fácil. Pregunten a cualquiera. He visto a más de una empresa agonizar hasta extinguirse, poco después de la firma de un jugoso contrato. Los peligros son muchos y variados. Las técnicas para defenderse, sutiles y esquivas. La experiencia, la sangre fría y el rostro pétreo, tus mejores aliados.
Dada nuestra permanente vocación al servicio público, vamos a a publicar un ejemplo. Para proteger el nombre de los implicados, se han ocultado los nombres de los interlocutores, que sólo conoceremos como "Administración" y "Consultor".
La cosa fue más o menos así:
Administración: Queremos comprar patos machos. ¿Tu vas a comprar patos machos también?
Consultor: No, yo no tengo patos, er, hembras, con los que poder cruzarlos, y aunque las tuviera, no tengo espacio ni recursos para montar una granja. Pero entiendo tu punto de vista, porque tu si tienes patas, digo patos hembras, y un patio trasero hermoso.
Administración: No, no. Nosotros no tenemos patos hembra.
Consultor: Uhmm, ya veo...
(El consultor tiene experiencia. Un novato intentaría demostrar en este momento que SI que tienen patos hembra; que una de ellas, de hecho, está sentada en la mesa, mirando fijamente el patio trasero. El consultor experto sabe que tiene que esperar a verlas venir, que su experiencia en MundoReal© puede jugarle una mala pasada)
Administración: Ni tampoco patio trasero
Consultor: Entiendo.
(El consultor miente. No lo entiende. Por la ventana se puede ver el patio trasero, lleno a rebosar de patos. Pero tiene experiencia y no le tiembla el pulso, incluso afirma levemente con la cabeza)
Administración: Por eso estamos interesados en esta oferta: Mogollón de patos machos y una incubadora de huevos, todo en un solo paquete.
Consultor: Pero, espera un momento, si tu no tienes, uhmm, patas machos, digo, patos hembra...
(A pesar de la experiencia, el paso de MundoReal© a Fantasilandia siempre es delicado)
Administración: Ya te he dicho que no tengo patos hembra. A ver si prestas más atención.
Consultor: Si, perdona, perdona, decía, si no tienes patos hembra, sino sólo machos, ¿Para que quieres la incubadora?
Administración: Por los huevos, hombre. Está claro.
(Administración empieza a pensar que Consultor no es tan bueno como le decían. Durante toda la conversación sólo ha puesto objeciones y problemas, y el quiere soluciones. Consultor ve que la comisión de vender el Pack Patos Power Plus Enterprise, el más caro de la gama, se le puede escapar. Sus reflejos intervienen y salvan la situación)
Consultor: ¡Ferpéctamente! Así que encargamos el
pogüerplus, el más caro ¿No? bien, correcto, correcto, ¿Cuando empezamos la instalación en el patio trasero?
Administración: ¿Qué patio trasero?
Consultor: No, perdón, quería decir el, ummmm, el ¿Ubicadero Provisional de Patos Machos Gubernamental?
Administración: Si. Bien. Llámame la semana que viene y hablamos.
(El plazo medio de toma de decisiones medianamente complicadas, como por ejemplo, fijar una fecha, abarca en la administración pública unas dos semanas, entre reuniones, negociaciones, cabildeos, intrigas, nevegar por Internet y desayunos. El consultor experto conoce esto y no le pone nervioso un retraso así. Sabe que no es una táctica para bajar los precios ni nada parecido. Los precios sólo son problemáticos en la administración si son demasiado bajos, y ese no es un problema en el caso del Pack Patos Power Plus Enterprise)
Este es, en resumen, el modelo típico de toma de decisiones una administración publica (y en más de una empresa privada, también): Partiendo de una base errónea, y siguiendo una línea de razonamiento equivocada, llegamos a la conclusión que me de la gana. La conclusión puede ser correcta, o no, eso no es importante
1.
En cualquiera caso, la decisión se toma por los huevos.
(1)
Algunos periódicos han hecho de este modelo de toma de decisiones su bandera
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